El éxito en la vida tiene poco que ver con la inteligencia y mucho con el autocontrol, la perseverancia y la capacidad de levantarse después de una caída.
Triunfamos cuando nos dedicamos en cuerpo y alma a objetivos que nos hacen felices y nos apasionan. La buena noticia es que la determinación puede cultivarse.
Lo curioso es que siendo tan importante, se cultiva y se entrena tan poco. Y por poner una nota positiva, será la gran revolución en la educación de nuestros hijos.